Con la bajada de las temperaturas nuestra piel se ve expuesta a situaciones adversas como el frío, el viento, los cambios bruscos de temperatura, la sequedad ambiental y la contaminación, alterándose sus niveles de hidratación y nutrición, mostrándose más seca y tirante, presentando zonas enrojecidas y más sensibles. Una de las principales causas de estas alteraciones en los niveles de nutrición e hidratación es la contracción de los vasos sanguíneos bajo nuestra piel como medida de...